Descripción
Amundsen, llegó, vió y venció… Pero su hazaña en el Polo fue ensombrecida por un enfermizo sensacionalismo que glorificó y encumbró a un perdedor incompetente: el capitán Scott, cuya expedición, victima de una incontable sucesión de decisiones erróneas, acabaría inutilmente con su vida y con la de sus 4 compañeros. Sin duda, la prensa ganó antaño la carrera del morbo, pero, hoy día la historia reconoce el suicidio de Scott y el impecable estilo de Amundsen, cuya planificación evaluó y previó hasta el más minimo detalle….. Considerado insensible y calculador por su «comoda victoria» frente al hielo, el lector descubrirá en esta amena narración, no exenta de cierto sentido de humor, que esta imagen no podría estar más lejos de la realidad: Amundsen era un enamorado de las tierra polares, y todos sabemos que los enamorados no son insensibles ni calculadores. Como también sabemos que no todo el mundo comprende a los enamorados.