Descripción
Hasta la decada de 1840, Asturias, con una economía de subsistencia y una grave incomunicación por tierra, presentaba los signos de una región arrasada. Fue entonces cuando los comienzos de la explotación carbonera, junto con algunos de sus efectos inmediatos, como la realización de iniciativas industriales en la zona central, empezó a generar un leve repunte de su actividad económica. Como consecuencia, los flujos de mercancías empezaron a aumentar, y como a ello se unió una fuerte corriente emigratoria a Ultramar, se desencadenó una notable animación del tráfico marítimo. La marina mercante empezó entonces a cobrar una cierta importancia. Es de este impulso de lo que trata este libro: de la respuesta de los carpinteros de ribera que construyeron los barcos, de los barcos mismos, de los navieros, consignatarios y marinos que con su esfuerzo hicieron posible este incremento de tráfico marítimo, que entre 1840 y 1880 asistió al apogeo y al ocaso de los barcos de vela.
